sábado, 20 de agosto de 2011

El Papa, la religión y la política

Es cierto que tengo un poco abandonado este pequeño espacio que el día de mi 25 cumpleaños decidí inaugurar. Lejos de excusas, debo decir que he tenido muy poco tiempo para dedicarle: con oposiciones, acabar Psicopedagogía y trabajar algo durante el verano. Todo ello acrecentado por mi reciente cambio de situación sentimental.

Sin más explicaciones, me gustaría escribir sobre el (quizá) polémico título que he decidido darle a dicha entrada.

Iré por partes, para intentar ser claro, conciso y contundente en mi opinión. He decidido hablar sobre estos tres temas porque están íntimamente relacionados por los recientes acontecimientos acaecidos en nuestro país. Por ello, daré mi opinión de forma argumentada y respetuosa sobre ello, con el objetivo de hacer un llamamiento al respeto y a la cordialidad entre todos los individuos de la sociedad.

En primer lugar, me gustaría hacer una crítica social que en los últimos años he venido observando. No soporto todas estas personas que van de “modernas”, muy de izquierdas, liberales y pseudo-intelectuales, que presumen de ser “ateos”, con el aire y la autoimportancia que se dan por ello, haciendo de menos a aquellos que no lo son. Si somos respetuosos, deberemos aceptar las opciones de credo de cada persona y en ningún caso, menospreciar o ridiculizar algo tan respetable como ello.
Si bien es cierto que el catolicismo ha hecho grandes atrocidades, muchas de ellas en “nombre de Dios”, que existen sacerdotes de cuestionada moralidad y que la Iglesia hace y ha hecho un sinfín de acciones deplorables. No debemos olvidar que existen políticos, abogados, profesores, músicos… Que también las han hecho. A pesar de no ir predicando algo contrario a sus acciones, éstas son igualmente repudiables.

Sin duda, el tema de esta entrada es polémico ya que, por primera vez en muchos años, ha desatado la controversia y la exaltación entre amigos, conocidos, familiares y sociedad en general. Me he hartado de ver comentarios en las redes sociales sobre el Papa, en el que se protesta enérgicamente sobre la visita de éste a nuestro país. Haciendo comentarios sobre el dineral que le está costando a la Administración, argumentando que si España es un país laico y aconfesional no debería hacerse una inversión pública de esa envergadura, así como todas las facilidades y “regalos” que se les han hecho a los millones de visitantes que hay estos días en la capital.
Paralelamente puedo observar comentarios de gente muy católica que ensalza la visita del Papa, que les inunda de devoción y satisfacción y que, en definitiva, ponen comentarios ofensivos hacia las personas ateas y agnósticas y hacia cadenas de televisión.
Es evidente que existe un cruce de declaraciones que está provocando un conflicto religioso que hace ya muchos años que creíamos olvidado. Y todo el que ataca: a los católicos o a los ateos, en definitiva, está faltando al respeto, por mucho que unos lo hagan en nombre de Dios y otros lo hagan en contra de éste.

Quizá la solución a todo esto sea, como ya he dicho, el respeto. Que no me refiero a “callarse” y no poder dar una opinión a favor o en contra, sino reivindicar las cosas lógicas, como por ejemplo el hecho de hacer una inversión Pública tan alta. Ya que, quizá debería ser financiado íntegramente por la iglesia, que tantos bienes materiales tiene. Pero este es otro tema, que trataré a continuación. Eso sí, dicha reivindicación deberá ser siempre desde la educación y sin caer en el ataque a aquellas personas que piensan diferente.

He escuchado a personas decir que si se le hace esto al Papa, que al fin y al cabo es el jefe de gobierno de un país, el Vaticano, también habría que hacer esto para el resto de jefes de estado, o para los máximos mandatarios de diferentes religiones. Si bien esto es, de algún modo lógico, creo que es bueno recordar que España es un país con una tradición cristiana católica, no musulmana, hinduista, budista u otras. Por lo que, si hay que hacerlo con alguien (que no digo que sea así), con más razón será con el catolicismo. Sin embargo, es una incongruencia si tenemos en cuenta lo dicho anteriormente, ya que España es un país laico y aconfesional.

Por otro lado, desde la Administración (La Comunidad de Madrid especialmente) se nos insta a pensar que a pesar de la inversión de casi 60 millones de €, la recaudación será mucho mayor. Entonces, ¿se trata de un acto religioso o de un negocio? Ahí queda la pregunta. Igualmente, por muchos intereses económicos que existan detrás, no debemos olvidar que la mayoría de los ingresos irán a parar a empresas privadas, que no han puesto 1€ para que esto sea posible. Entonces, ¿cuáles son los intereses reales de la visita del Papa a nuestro país?

También me parece un tanto cuestionable que una persona de casi 70 años dé consejos, lecciones y opiniones sobre la juventud, ya que no es disparatado pensar que cuando él era joven, la sociedad y la situación en la que éste se crió, eran radicalmente distintas a las actuales. No critico que aporte su opinión y dé consejos a ésta, sino el modo autoritario y, en cierto modo, reaccionario, en que la da. 
Además, la religión no es que haya hecho demasiado por adaptarse a los nuevos tiempos y todo lo que ha hecho ha sido casi por obligación porque están observando que cada vez existen menos fieles entre los diferentes colectivos.

En mi opinión, volviendo al tema de los bienes materiales, creo que es ridículo que una visita religiosa se pague con dinero público. Que no es lo mismo que facilitarles y poner a su disposición, como se ha hecho, polideportivos, centros ocupaciones y facilidades en las calles de Madrid.
Voy a hacer una reflexión lógica (que mi madre compartió conmigo) pero que seguramente muchos (entre los que me incluyo) ni siquiera se haya llegado a cuestionar. Jesucristo nació en un pesebre, en el seno de una familia muy pobre. Toda su vida la dedicó a estar con los más desfavorecidos, a ser humilde, a huir de los fariseos (¿Existen actualmente éstos?), a criticar a los ricos, a demostrar que en esa humildad está el camino correcto de "salvación".
Pero lejos de tener esto en cuenta, la iglesia acapara un gran capital, parte de éste conseguido por métodos violentos y un tanto cuestionables desde el punto de vista ético y moral. Algo que además choca frontalmente con uno de los votos que los religiosos deben hacer al comenzar su carrera, el de “pobreza”.

Por ello, si la iglesia realmente desea tener credibilidad y aumentar sus feligreses, quizá ese fuera el camino para conseguirlo, renunciar a gran parte de sus bienes materiales, que no son pocos, e intentar cuestionarse qué es lo que están haciendo tan mal para que parte de la población (mundial) sienta y muestre ese rechazo tan grande hacia ésta. En definitiva, utilizar la honestidad y el sentido común siendo congruentes con lo que se supone que predica.

Igualmente, creo que es fundamental hablar de que existen comunidades cristianas, católicas, que viven así, un claro ejemplo es “Taize” (Os recomiendo que lo busques en Google y le eches un vistazo), en Francia. Y no podemos olvidar el gran número de misioneros católicos (monjas, sacerdotes, frailes…) que existen en muchos de los países tercermundistas, que están dando literalmente su vida por ayudar e intentar mejorar las condiciones sociales de personas que no han tenido tanta suerte como nosotros a la hora de nacer.

Por último, creo que la Iglesia debería replantearse, en mi opinión, una serie de temas, en los que no voy a entrar para no polemizar, que critican y adaptar sus doctrinas al S. XXI, no seguir estancados en el I. Del tipo: uso del preservativo, el aborto, el matrimonio homosexual y el de clérigos, etc.

A modo de conclusión, porque no quiero extenderme demasiado, hago un llamamiento al respeto, al hermanamiento entre los individuos que formamos la sociedad, sin juzgar o prejuzgar a personas que, por una u otra razón, han decidido elegir un camino diferente al que tú has seguido.