Una experiencia inolvidable y preciosa, así es como
he querido titular esta nueva entrada. Si bien es cierto que la profesión de maestro
es muy gratificante, no sólo por lo que uno aporta, sino por todo lo que
aprende y recibe a cambio de ella. Debo
reconocer que esta no ha sido una excepción, ha resultado para mí una gran vivencia, y quizá por ser la primera, hace que
me encuentre especialmente emocionado y que me encuentre convencido de que
jamás la olvidaré.
Emocionado por todo lo que conlleva. Mi primera independencia,
mi primera experiencia profesional docente. Todo ello en un sitio nuevo, lejos
de casa y mi entorno, pero que gracias a l@s compis, a mis amig@s, a la gente que he conocido
y a l@s alumn@s ha sido impresionante.
Si bien es cierto que los inicios nunca son fáciles,
reconozco que en este caso tampoco ha sido una excepción. Recién salido del
hospital debido a mi debut diabético, teniendo que encontrar piso en cuestión
de horas, sin saber qué me iba a encontrar en el nuevo colegio... Teniendo que
integrarme en un claustro nuevo de compañer@s, adaptándome a un método de
trabajo heredado por la anterior profesora y buscando el modo de dar unas
clases que fueran entretenidas, dinámicas, interesantes y a la vez útiles para
el alumnado.
Sin embargo, todo ha sido excepcional. En primer lugar
conseguí encontrar piso con relativa facilidad, con un aire al de cuéntame: con
su papel pintado, sus figuritas de
porcelana, con sus azulejos sobrecargados de colores, sin lámparas y un
baño minúsculo… Pero un sitio en el que he estado muy a gusto. ¿Qué era cutre? Sí,
pero era mi casa, mi hogar, con el fiel Wilson esperando impaciente a que llegara del
cole para ir a dar una vuelta y desfogarse ladrando al viento. Con mis quehaceres
diarios, mi musiquita, mis fotos, mi guitarra… Una situación nueva para mí en
la que todo dependía de mí, y que ahora echando la vista atrás, creo que puedo
sentirme orgulloso de ella.
Por su parte, en el colegio me he sentido muy a gusto
también, gracias en gran parte a tod@s l@s compañer@s, cada cual a su estilo
marcado por su personalidad, pero siempre con “buen rollo” y cercanía. Lo cual
hace que me lleve un gran recuerdo de tod@s ell@s. Y la seguridad de que
seguiremos en contacto y nos volveremos a ver más pronto que tarde.
Por parte del alumnado, que desde el primer día hemos
conseguido entendernos muy bien y divertirnos mucho en las clases. Hemos reído,
hemos aprendido, hemos trabajado, incluso en alguna contada ocasión, nos hemos
enfadado; y yo personalmente, he
disfrutado muchísimo, por ello resalto que la satisfacción profesional que he
sentido no hay modo de pagarla con dinero.
Y es que somos personas, seres con
emociones, con miedos, con inquietudes, con infinitas virtudes y un puñado de
defectos, lo cual nos ayuda a crecer, a luchar y a seguir creyendo en que los
seres humanos somos buenos por naturaleza.
Digo esto porque las emociones están muy devaluadas hoy en
día. Pero ¿existe algo que nos conmueva más que éstas? Evidentemente no, ni el
dinero, ni el prestigio, ni las cosas materiales… Sino aquello que sentimos es
lo que nos hace emocionarnos, alegrarnos, reír, llorar, disfrutar, en
definitiva, sentirnos a gusto, felices y satisfechos con nosotros mismos… Y en una
sociedad en la que mucha gente intenta ocultarlas, intenta evitar hablar de
ellas y se tienden a dejar en un segundo plano, creo que es fundamental mantener
el sentido de la vida y ser muy consciente de que son esas emociones las únicas
que nos ayudan a ser felices en la vida. De ahí que me parezca imprescindible
trabajar la “inteligencia emocional” en la escuela, pero este es otro debate
que algún día retomaré.
Profesionalmente, reitero que ha sido una experiencia
maravillosa. Y es que, a pesar de todo lo que me queda por aprender y por
mejorar como “profe” (que soy consciente que es muchísimo), sé que la
honestidad es uno de los valores que intento seguir y que considero más
importantes, intentar hacer lo mejor posible todo lo que nos propongamos (desde
limpiar la cocina a estudiar un idioma), intentar aprender de l@s compañer@s y
personas de nuestro alrededor que pueden enriquecernos muchísimo, buscar
siempre la auto-superación y la ambición de querer mejorar y aportar el máximo
posible a nuestro entorno... Son aspectos fundamentales, los cuales cada cual
persigue a su manera, por ejemplo yo intento hacerlo gracias a la autocrítica,
al aprendizaje diario a lo largo de la vida, al espíritu de superación y a la
no acomodación, sino a la rebeldía (en el sentido desafiante de la palabra) por
mejorar e inquietud por crecer paso a paso. Todo ello acompañado por supuesto
por una ruptura de barreras y una lucha constante para reivindicar la justicia
y las ganas de trabajar diariamente para que exista un cambio de actitud de
toda la sociedad.
Por todo ello, me quedo con un gran recuerdo de toda la
gente que he conocido, con la experiencia docente (que aunque breve) he
adquirido, las ganas de seguir luchando para que la sociedad mejore día a día
desde mi pequeña parcela de terreno. Y con la emoción de observar que hay
profesores fascinantes, cada cual con su estilo, con sus dinámicas, pero que
luchan para que la sociedad crezca y luchan para formar personas críticas, con
cultura, con inquietudes y con ganas de prosperar en la vida al margen de sus
dificultades personales, que todos hemos tenido, tenemos y tendremos, pero que
no deben cortarnos las alas para seguir soñando con un mundo mejor y luchando
para que así sea.
Además, no debo olvidar y por ello así lo reflejo, todo el
cariño que me han transmitido mis amig@s, algunos de ellos dispersos por
diversos lugares de la geografía nacional y mundial, pero que han hecho que esa
independencia fuera más sencilla y que la soledad inicial fuera menos
complicada. Uno no sabe lo que tiene hasta que lo echa en falta (cambiando un
poco el refrán), y así ha sido, reconozco que tengo un grupo de amig@s
maravilloso y que ahora, más que nunca, soy consciente de todo lo que les
quiero y les necesito en mi vida.
Sin más dilatación, simplemente quiero agradecer desde este
pequeño espacio, a tod@s mis amig@s, a la gente que he conocido, a los cuales, algún@s
de ell@s casi puedo llamarles así, y a l@s que simplemente fueron compis de
trabajo, esta bonita experiencia que quedará para el recuerdo y que ha servido
como punto de inflexión en mi inicio de la carrera profesional.
La foto que adjunto es la celebración de uno de mis 2 goles
del domingo 27 de Mayo que ayudaron a conseguir el subcampeonato local de 2ª
División de la liga de Alovera . Con una dedicatoria especial a mis alumn@s de
5º del CEIP Miguel Servet de Fraga, en la provincia de Huesca. Dedicatoria que
prometí hacerles ya que me prepararon una despedida emotiva, cariñosa y sincera
llena de sorpresas y regalos. Pero sólo quiero recordar que el mejor regalo ha
sido tenerles como tal y que me han aportado muchísimo más de lo que
seguramente ell@s puedan llegar a pensar.