jueves, 17 de marzo de 2011

Sobre los (mi) cumpleaños

Sin duda, resulta un reto apasionante lanzarse al maravilloso mundo de los blogs. Ya desde la universidad se me ha instado muchas veces; y no sólo eso, mi propio interés por compartir, debatir e intercambiar ideas también ha sido crucial para tomar esta decisión.  

Es 17 de Marzo de 2011 y, los que me conocéis, sabéis que ayer fue mi cumpleaños. Algo que nunca me había resultado especialmente especial (valga la redundancia). Me explico, a mí me encanta cumplir años, considero que con los años se aprende, se madura, se tienen recuerdos de momentos, de amigos, de gente… En definitiva, que se va haciendo, de modo más o menos consciente, un aprendizaje que durará toda la vida.

Pero este año ha sido diferente. Quizá porque he cumplido un cuarto de Siglo, que parece una cifra bonita o porque las circunstancias así lo han encaminado.

Ayer, como en todos los años nuevos y vueltas de vacaciones de verano me propuse que empezaba a estudiar (en serio) las oposiciones, fui a la biblioteca, luego a clase y ya por la noche, a eso de las 9:30 llegué a casa. Desde el primer momento el día comenzó a ser especial, la sensación de “es tu cumpleaños” ha estado latente todo el día.

Quizá de modo inconsciente (o no), se me olvidó el ordenador en casa, por lo que en toda la tarde no pude caer en la tentación de, mientras estábamos en clase, entrar al Tuenti o al Facebook para ver quién me había felicitado… Ya que siempre genera cierta curiosidad y sé que siempre uno se lleva una alegría.

Durante el transcurso de la tarde, que ha sido relativamente duro, hemos terminado y he vuelto a casa, como comentaba. La tarde ha estado llena de llamadas que me han producido muchas emociones, sorpresas y regalos de l@s compañer@s. Especialmente me han emocionado las llamadas y mensajes de amig@s que hace, en algunos casos, años que no veo y que casi no tengo relación con ell@s.

Mi grupo más allegado, mis Amig@s (con mayúscula, sí), me ha llamado y me ha dicho que si íbamos a tomarnos una cerveza para celebrarlo. Yo estaba algo cansado, porque he estado fuera desde por la mañana y he estado el día entero comiendo “guarrerías”, pero he aceptado porque evidentemente me apetecía verles.

Ya en casa, me han llamado y pedido que bajara. Lo he hecho y algo no me ha cuadrado, ya que hemos emprendido un viaje que no era el habitual hacia ningún sitio conocido. Pasados 5 intensos minutos preguntándome “dónde íbamos” he deducido que nos dirigíamos hacia mi pueblo.

Una vez allí, me han pedido que esperara fuera y que aguardara su señal para entrar. Cuando lo he hecho me he llevado la sorpresa de mi vida. Un Futbolín, algo por lo que llevo ahorrando dinero y luchando con mi madre (para que me deje tenerlo) bastante tiempo. ¿Qué me imaginaba yo? Pues intuía que sería una fiesta sorpresa con mis amigos, que no estimaba que se alargara demasiado ya que al día siguiente todos madrugan para ir a la universidad. 

Independientemente del aspecto económico, tema del que hoy venía hablando en el coche con “Jelenitas”, y del que hemos llegado a la conclusión que “los mejores regalos son los que llegan al corazón”, bien porque lo haya hecho uno mismo o bien porque esa persona ha dedicado tiempo y esfuerzo pensando en ti. Y así, debo decir que he recibido otros tantos regalos, vía e-mail (con vídeos y cortos que mañana veré), fotos, manualidades y el propio futbolín. Que es en el que quiero centrarme debido al gran impacto emocional que me ha producido.

La situación de éste, me ha dejado sin palabras, sin gestos, petrificado… Diciéndoles que yo no podía aceptar eso, que todos somos estudiantes y que eso era un capricho mío. Esa emoción y alegría que tenía no era capaz de canalizarla, me sentía bloqueado, como si me faltaran las palabras o sobraran los sentimientos. ¿Por qué me siento así? ¿Considero que no me lo merezco? ¿Si ell@s me lo regalan, es por qué sí? ¿Qué me pasa?
A pesar de que han pasado ya casi 6 horas desde ese momento, no he sido capaz de comprender qué ha sido. Por ello, quizá, he comenzado a escribir este blog.

El merecerse o no algo es muy subjetivo, cuando alguien hace un regalo, sea cual sea, es, salvo compromisos familiares o profesionales, porque quiere y porque considera que esa persona se lo merece. Pero entonces, ¿Por qué estaba yo así de nervioso? Dándole alguna vuelta de más, llego a una conclusión. El regalo me incomoda, en cierto modo. Es algo en lo que yo tenía depositadas muchas esperanzas e ilusiones, había invertido tiempo y esfuerzo en buscar la mejor oferta calidad-precio durante casi 1 año, sin mucho éxito cabe decir… Y de repente, sin comerlo, ni beberlo, me encuentro con él ahí. Nuevo, impoluto, con el Atlético de Madrid reluciente.

¿Por qué me incomoda? Buscando dentro de mí y llego a la conclusión de que el que tiene miedo soy yo: de no estar a la altura en determinadas situaciones, de no saber corresponder ese cariño y esa dedicación que ellos han tenido en buscarlo, en prepararlo todo para que el día de mi cumpleaños esté en mi casa y poder darme la sorpresa. Por eso necesito buscar respuesta a tantas interrogantes e intentar averiguar porque aparte de ilusión, siento una extraña sensación de extrañeza.

Sigo preguntándome ¿qué me pasa? ¿Por qué estoy feliz a la vez que incómodo? ¿Qué me preocupa?
Quizá, me sienta así porque nunca he prestado tanta dedicación, ni tanto esfuerzo a alguien por su cumpleaños. Aunque no pueda decir lo mismo en otras ocasiones, de ellos hacia mí, que cada año mejora, como el vino. A lo mejor ellos sí que sienten que yo he dedicado tanto esfuerzo, pero si soy honesto, creo que no ha sido así.  

Sigo dándole vueltas sin encontrar una respuesta certera a tantas interrogantes, por eso decido poner en práctica algo que hemos hecho hoy en mi asignatura (desde la que se me ha instado a hacer un blog) de Habilidades Sociales, que consiste en posicionarme en diferentes perspectivas:

a)      La mía: yo me siento muy contento e inmensamente agradecido a mis amigos porque he conseguido aquello por lo que he estado luchando bastante tiempo, quizá no ha sido de la forma que esperaba, pero lo he conseguido, mi sueño de niño, adolescente y ahora (adultez me suena muy mal y madurez creo que me falta). Sin embargo, me preocupa mucho pensar si me lo merezco o no, si sabré corresponder igual a mis amig@s y si estaré a la altura cuando ellos me necesiten. Me refiero a la vida, pero también se puede extrapolar a sus cumpleaños, aunque resulte un tanto infantil. Ya que, el cumpleaños considero que es un día igual que el resto del año.
b)      La de mis amig@s: Nos sentimos muy felices porque hemos encontrado algo que Nicolai lleva buscando muchísimo tiempo y quería insistentemente. Además, es una forma de demostrarle que le queremos e, indirectamente, también vamos a poder disfrutar nosotros. Viendo que lo que le preocupa es eso, creo que a muchos de nosotros nos ha ayudado en momentos puntuales en las relaciones personales, con la familia, con los propios amigos y con las parejas. Y nos gusta que esté agradecido por el regalo. 
c)      Como un observador del proceso: Nicolai siente que quizá no se lo merezca y no sabe si va a estar a la altura, pero realmente ¿quién determina si alguien merece algo o no? Si sus amig@s se lo han regalado es porque consideran que sí, que habrá estado a la altura en momentos precisos y que se habrá preocupado por ellos igual.

Situándome ahora como yo mismo, pero a la vez observando todo el proceso, aunque breve, creo que bastante ajustado a la realidad. Debo resaltar que sólo en el momento en que me he puesto en la situación de mis amig@s, he sido capaz de darme cuenta y observar que yo también he hecho cosas por ellos, aunque no estén relacionadas con los cumpleaños.
Además, desde la perspectiva de observador, puedo coincidir (quizá porque la he hecho yo), en que no debo ser yo quién juzgue lo que me merezco o lo que no y que quizá le estoy dando demasiadas vueltas y que posiblemente no sea bueno darle tantas. Que les agradezco muchísimo el esfuerzo material, humano y logístico y que, como he dicho desde mi perspectiva, estoy inmensamente agradecido. 

Que lo mejor sería irme a dormir y mañana será otro día y (casi seguro que) pensaré diferente.
También creo que es bueno para mí, principalmente, escribir “en caliente”, cuando tengo las emociones todavía presentes. Es decir, cuando he llegado a casa, estaba encantado, feliz de la vida, contándole a mi madre (cómplice de la trama), cómo había sido todo y cómo me había sentido, ya que aún no me habían surgido esas interrogantes.

Sin embargo, después de haberlo analizado, pensado y releído para corregir los fallos de redacción y forma, me doy cuenta de que me ha ayudado muchísimo, que quizá sea una tontería, pero es algo que a mí me ha hecho reflexionar y creo que ha sido una de las mejores terapias que he podido hacer. Porque sé que, después de haber estado cerca de 1 hora dando vueltas en la cama, ahora voy a caer al momento.

Cambiando un poco de tercio, pero siguiendo con el tema del cumpleaños, mi madre se ha ido a dormir y yo me he conectado al Tuenti y Facebook para ver quién me había felicitado. Algo que, como comentaba anteriormente me suscita curiosidad e interés por saber quién me ha felicitado y qué me ha dicho. El hecho de las felicitaciones en las redes sociales me parece un poco “absurdo” a la vez que útil, ya que te recuerda los cumpleaños, pero observo que hay mucha gente que felicita por quedar bien, por interés o para sentir que ha cumplido hasta el próximo año. En los que por supuesto me incluyo y en numerosas ocasiones he sido yo el que lo ha hecho por alguna de esas razones.  

Ahí es donde se observan las distintas felicitaciones, aquellas que te llegan al corazón y aquellas que ni siquiera contestas. Un mensaje que simplemente te felicita u otro que sencillamente te emociona. Uno de un amigo que ves a diario y consigue tocarte el alma y otro que hace 2 años que no ves y te pone 2 líneas “por cumplir”, y viceversa, por supuesto.

A lo que quiero llegar es a, ¿me gusta que me feliciten 200 personas (literalmente)? Si las personas que realmente me han emocionado quizá puedan contarse con los dedos de las manos.
Creo que esto, aunque lo estoy plasmando ahora, lo comprendí hace ya unos meses, cuando observé el modelo típico de felicitación de mucha gente “¡Muchas felicidades! Espero que lo pases bien en tu día y te regalen muchas cosas. Un beso”, en los mejores casos, porque muchos no pasan de la segunda exclamación…

Es posible que se deba a esto por lo que yo he dejado de felicitar los cumpleaños a la mayoría de la gente. Ya que las redes sociales pretenden hacernos creer que tenemos 300 amigos. Nadie en su sano (ni insano) juicio tiene 300 amigos, eso son conocidos, o contactos como lo llama el mítico Msn Messenger. Pero amigos se cuentan con los dedos de 1 o (como mucho) 2 manos, no más. Es posible que aquella persona que considere que tiene más deba reflexionar sobre ¿Qué es para ella un amigo? (Aunque no quiero salirme del tema, creo que este puede ser un buena tema de reflexión para el futuro).

Volviendo al tema, yo he dejado de felicitar, casi por completo, los cumpleaños. Hoy, que estoy reflexivo he sacado algunas teorías sobre cuándo y cómo felicito a una persona:

1)      Si la persona es muy amiga mía, la llamo y quedo con ella para tomar algo, vernos y contarnos cómo nos va. Además es una conversación fluída en la que solemos contarnos quién nos ha felicitado, quién nos ha sorprendido, etc.
2)      Si no tengo demasiado trato con ella, pero considero que la relación es buena. Es decir, nos caemos bien y hay “buen rollo” entre nosotros, la escribo un mensaje o e-mail deseándole que ese año más le siente muy bien. Y en la mayoría de los casos, suelo hacerle una breve (o brevísima) mención sobre cómo me va a mí, si es que tengo algo relevante que compartir.  
3)      Si es una persona con la que he perdido relación pero ha sido importante para mí, aunque las redes sociales sirvan de agenda para recordarlo, la llamo y me gusta saber qué tal le va. O si la relación realmente se ha distanciado demasiado y no tengo esa posibilidad, le envío un mensaje en el que realmente yo sienta que le estoy transmitiendo algo (cariño, amistad, melancolía…).

Considero, quizá porque lo tengo reciente y lo puedo llevar a la práctica, que en todos los mensajes que una persona recibe en su cumpleaños puede aprender mucho sobre qué tipo de relaciones tiene con todos sus “contactos”. Si le felicitan por “obligación”, como si el Tuenti/Facebook tuviera una fuerza sobrehumana, que a pesar de no tener apenas trato, ni confianza, ni amistad con esa persona, les obligara a poner un “Felicidadeeeeeees”; si, a pesar de no tener mucha relación por circunstancias sociales, familiares o laborales, se observa cariño entre ambos, en el que el mensaje suele ser algo mayor y se pretende realmente transmitir algo, ya sea simple simpatía o demostrar que se ha querido felicitar a esa persona de corazón, no por cumplir; o un tercer tipo, muy similar al anterior, en el que el emisor del mensaje siente, quiere y puede transmitir un mensaje de cariño, amistad o amor hacia el receptor de éste.

Por ello, querid@ lector@, he llegado a la conclusión de que, si alguien me importa de verdad, le llamaré por teléfono. Si no lo tengo y quiero transmitirle algún gesto de cariño, le escribiré un mensaje en el que pueda hacerlo. Pero si no, simplemente dejaré que pase el día de “su” cumpleaños y no fomentaré una falsa alegría que durará 1 día (a lo sumo 2) y que no beneficiará a ninguna de las 2 partes.

Ya que, aunque no lo he comentado, considero que hay personas que se nutren de esa cantidad insaciable de felicitaciones para autorreforzarse y sentir que tienen 200 amigos y que todo les va estupendamente. ¿Radical? Yo prefiero llamarlo auténtico. Porque así, las personas a las que decida felicitar, sabrán que lo hago desde el corazón y porque yo quiero, no porque el Tuenti o el Facebook me lo digan.  

Las 4:19 de la madrugada (las 5:02 para retocarlo un poco). Me siento realizadísimo por haber sido capaz de plasmar por escrito una cantidad de sentimientos, pensamientos e ideas que necesitaba sacar y compartir contigo de algún modo.

Mañana toca biblio, orla y prácticas más tarde. 

Hasta otro rato. 

Muchas gracias. 

5 comentarios:

  1. Me ha encantado que por fin te hayas decidido a realizar el blog y que compartas con nosotros todos esos pensamientos y sentimientos que, por lo que he podido observar, plasmas de maravilla a través de la palabra.
    Estoy segura de que este pequeño rincón para soñar me hará reflexionar sobre diversos temas, asi que desde hoy mismo te digo que seré tu fiel admiradora =)
    Referido a tu primera entrada, sólo decirte que hace dos años y pico que te conocí y desde entonces mi vida ha dado un giro de 360º ¿Crees qué eso no se merece un futbolo? Sobran las palabras pequeñuelo...TE QUIERO (con mayúscula) :P

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  2. Hola Nico!!!

    Hablas como un abuelo (jjejeje), yo te saco 10 años. Como obsevador de tus emociones me alegro que hayas recibido el futbolín. Pienso que te lo mereces, no sólo el regalo en sí, sino lo mas importante que son tus amigos. Por cierto, felicidades compi.

    Un fuerte abrazo.

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  3. Necesario, acertado y extenso análisis. Somos lo que proyectamos en los otros, y cuando esos otros nos muestran como nos perciben y como nos significan, es lógico que aparezcan miedos, alegrías, dudas...pero es el único camino, a mi parecer, de acercarnos un poquito más a la felicidad.

    Siempre estamos en esa búsqueda de la explicación causal, que nos han vendido y hemos comprado, donde la dicotomía doy-recibo es una constante de todos nuestros actos. Pero, ¿y por qué no un dar por dar?, quiero creer que hay hechos que escapan al mundo que consumimos, donde el individuo recupera su racionalidad.

    Mientras tanto...a Disfrutar del Futbolín!

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  4. Bueno Nico, creo que después de tanta bromita con tu clasificación de felicitaciones es casi obligatorio que te escriba...

    He vuelto a leer toda la entrada y tengo que reconocer que he estado todo el tiempo con una sonrisa en la boca. ¿Por qué? Pues porque te aprecio un montón, porque te considero una persona muy especial y por supuesto, porque se ve que eres amigo de tus amigos y te mereces un futbolín!!!

    Me encanta estar en el segundo grupo de tu clasificaciones!!!!jajaja En serio, ahora que se acaba la uni, espero saber de ti de vez en cuando y no bajar en el ranking...

    Un beso muy fuerteeeeee ;)

    Tania

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  5. Muchas gracias Chic@s!

    A pesar de que este blog sea un espacio de reflexión, y ojalá algún día de debate, os agradezco vuestro apoyo y comentarios. Porque al fin y al cabo, aunque yo quiera escribir, es gratificante observar que alguien comparta y apoye este pequeño rincón.

    Un abrazo a todos! =)

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