miércoles, 20 de abril de 2011

Hablemos de conflictos

Para comenzar, me gustaría agradecer a todos los que, vía Tuenti, Facebook, e-mail o en el propio blog me habéis comentado vuestra opinión y mostrado vuestro apoyo a seguir con este “galimatías gramatical” que he empezado, además de agradeceros el valioso tiempo que habéis invertido en leerlo. Comencemos.

¿Alguna vez has tenido la sensación de que has descubierto algo que va a dotar de sentido tu vida actual y futura? Sin duda alguna, sí. Ideas, pensamientos o comentarios que te han parecido cruciales para llevar a cabo en tu vida de la mejor forma posible. Evidentemente es una forma de pensar muy simplista, ya que no existen verdades universales, ni que den las claves para vivir correctamente, pero sí es cierto que determinadas cosas ayudan a crecer, madurar y hacernos más felices en ella.

Así me sentí yo en la clase del 30 de Marzo en Habilidades Sociales. Terminando el tema de los conflictos interpersonales, el profesor nos presentó las teorías de Kegan sobre los diferentes órdenes de la conciencia. Se trata de cinco estadios que enumeraré brevemente y terminaré centrándome, con ayuda de mis apuntes y textos (proporcionados por el profesor), en los dos últimos con mayor profundidad. Por si a ti, querido lector, te sirve de algo.

Me veo en la obligación de advertir que esto es una interpretación mía de sus teorías, que será más o menos acertada, pero que me ha parecido de gran interés social y personal. La voy a basar además, en un tema bastante interesante, como son los conflictos dentro de las relaciones de pareja.
Vamos al lío:

Un primer estadio sería el de las “Percepciones”, el cual se caracteriza por la fantasía y se trata de un tipo bastante impulsivo. En este primer orden se encontrarían los niños hasta los 7 años (aprox), que son muy egocéntricos y se observan a sí mismos como “un punto único” dentro de la sociedad.

El segundo es el llamado “Concreto”, momento en el que el niño comienza a percibir que no está solo, sino que hay muchos otros niños y personas con las que interactúa, por lo tanto cambia su punto de vista con respecto a sus relaciones, es decir, se va formando el concepto de “sí mismo”.

El tercer orden de la conciencia sería el que alcanzan la mayoría de las personas durante la adolescencia, por eso se llama el de “Abstracciones” y se comienza a formar, de modo más autónomo, la personalidad. Es decir, el adolescente se relaciona y comienza a sentirse participe de un determinado grupo de referencia, digamos que adopta un rol dentro de éste. Y en las relaciones de pareja se tiende a ver esta como un “todo”, siendo cada decepción y cada fracaso un mundo muy amplio para el individuo. Por lo tanto, digamos que se trata de un modo muy impulsivo de actuar: todo es blanco o negro, no existe el gris.

El cuarto orden es el de los “Sistemas abstractos”, en él se forma una determinada ideología, se es capaz de adaptar el propio rol a otros grupos, existe una mayor capacidad de relacionarse y se va formando de modo más certero la autoconciencia. Uno tiene sus valores y creencias y las puede expresar dentro de diferentes ambientes. A este estadio se supone que consigue llegar un alto porcentaje de personas adultas.

Por último, el quinto y último orden de la conciencia es el llamado “Dialéctico” y es una evolución del cuarto. Existe una globalidad de grupos en los que el individuo interactúa. Se promueve el manejo de la lógica de oposición, se formulan pruebas, existe una autoridad interna, así como una autorregulación y autoformación. Es por lo tanto una transformación del “sí mismo”. Digamos que se cuestionan los propios valores, se abre la mente, por ello existe una mayor empatía con el entorno; no se soluciona el conflicto, sino que es éste el que nos soluciona a nosotros. A éste quinto orden se calcula que sólo accede tan sólo un 1% de la población.

Como ya he comentado anteriormente, sobre estos dos últimos es sobre los que voy a centrarme, por ser, en mi opinión, los más interesantes y evolucionados.

En el aspecto de la pareja, hablaré, como lo hace Kegan, de parejas que llevan ya bastantes años juntos. En ambos casos se conocen bien, tienen una buena relación construida a lo largo del tiempo. Algo que ya sin duda es un reto en los tiempos que corren.
Evidentemente, se trata de parejas que se casarían muy enamoradas y teniendo claro que la otra persona es aquella con la que pretenden pasar el resto de su vida. Habrá problemas, momentos felices y conflictos, como en todas, pero tienen claro que quieren convivir con la otra persona.  

Sin embargo, desde la perspectiva del cuarto orden, esa hipotética pareja sería muy capaz de aguantarse, es decir, de tolerarse a pesar de sus diferencias (que siempre aparecerán). Algo que tienen claro es que “no se puede pretender cambiar a la otra persona”, que si la quieren, la deben aceptar tal y como es.

Resulta curioso porque todos hemos intentado “cambiar a alguien” durante algún momento de nuestra vida, ya sean familiares, amigos o parejas. Yo, personalmente, he aprendido, gracias a la experiencia, que quiero a las personas que me rodean tal y como son. Quizá no esté de acuerdo en algunas de sus actuaciones, a lo mejor yo desearía que se comportasen de otro modo en determinadas situaciones, pero he aprendido a respetarles y a quererles así. A pesar de que puedan aparecer conflictos entre nosotros.

Pero volviendo al tema de la pareja, una pareja construida desde el “cuarto orden”, no pretende cambiar al otro, porque quizá ese es uno de los errores que cometen muchas.
Intentan que la otra persona sea diferente y cuando lo consiguen, no les gusta la manera en que ha evolucionado. Por lo que, el objetivo no es cambiar a la otra persona, sino que se la acepta como es y cuando aparece el conflicto, ambas partes intentar aceptar que “el otro es así”, que piensa de una forma determinada y que no quieren que cambie. En definitiva, ambos estarían más cómodos con el otro porque, en parte, estarán mucho más a gusto consigo mismos.

Si nos centramos ahora en el quinto orden de la conciencia, observaremos que no existe un gran cambio con respecto al cuarto. Simplemente es un orden más evolucionado, que va más allá. Es decir, ambas partes comprenderían que su posición no defenderá nunca la gran verdad, por lo que el conflicto se relativizaría mucho, ya que no sería algo personal, sino un intercambio de opiniones.
Por ello, este estadio dará por hecho que el conflicto existe, como es lógico. Pero se utiliza este para abrir la mente y crecer individualmente a raíz de esa interacción. Uno no se cierra en sí mismo como si tuviera la verdad absoluta, no se trata de imponer al otro la forma propia de pensar, ni de ver las cosas blancas o negras, sino de que cada cual, de modo autónomo, piense e intente autocuestionarse a sí mismo con el objetivo de acercar posturas. No se ve al otro como un “opuesto”, sino que se utiliza esa discusión para crecer personalmente.

Desde este quinto orden, el objetivo se centra en el trabajo del “sí mismo” y su reconocimiento personal, cuestionándose a uno mismo y al otro, pero observando esto como un sistema complejo. Si desde un cuarto orden se asume el conflicto como una parte natural de la interacción entre dos personas diferentes. En el quinto se entiende que las personas somos imperfectas y se acepta que dicho conflicto es inevitable pero productivo, ya que se intenta dejar de ver los puntos de vista como “el mío”, “el tuyo” o “el opuesto”.

Por supuesto, este tipo de relación debe establecerse desde la igualdad, no podríamos llegar siquiera a analizar una en la que exista una jerarquía claramente delimitada en la pareja, ya que se estarían omitiendo explícitamente muchos de los pasos o situaciones que se deberían tener en cuenta.

Por lo tanto, extrapolando a la vida y dejando de lado el tema de las parejas, este quinto orden, conocido también como postmodernismo, centra su base en el conocimiento y descubrimiento de que, parafraseando a Kegan, “un hombre descubra su lado femenino” y “una mujer su lado masculino”. Interesante cuestión, aunque no será tan sencillo cuando menos de un 1% de la población lo consigue…

Es curioso porque reconozco que ahora, cuando observo alguna situación que me parece incomprensible o simplemente no comparto, tiendo a pensar en ello y a intentar comenzar mi viaje hacia ese tan apasionante “quinto orden de la conciencia”, llegando incluso a aliviarme pensando que quizá esa persona no haya llegado siquiera al cuarto orden. Quizá suene un tanto superfluo, pero ayuda a relativizar, y mucho, en situaciones de la vida cotidiana.

Así que ahí dejo el reto, tienes tu vida para vivirla de la mejor forma posible. Quizá este sea un pequeño paso para superar ese 1% y convertirlo, en unos cuantos añitos, en un porcentaje mayor. Sólo deseo que te haya servido y espero haber sabido explicar más o menos bien lo que para mí significa llegar al “quinto orden de la conciencia”.  

Un saludo y hasta pronto. 

4 comentarios:

  1. Gracias Nicolai! tu resumen me ha servido para organizar mis ideas sobre los estadios de Kegan y en general sobre mi vida. Acepto el reto... en busca de ese 5º orden de conciencia. ¡un saludo!
    María

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  2. Nicoletas ya entiendo el por qué de tus zarcillos, ¡estabas buscando tu lado femenino! Así me gusta, ¡a por el 5º nivel!
    Besillos

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  3. Hola

    Interesante proceso, ése que llamas "relativizar" y que no deja de ser una manera de generar perspectiva, de pensar acerca de lo que vives mientras lo estás viviendo e incluirlo. Un cambio de lo más interesante.

    Un saludo

    Alejandro

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  4. Al hilo de lo que escribes, te dejo unas palabras de Firtz Perls(psicoanalista y creador de la Gestalt). Construyen camino, sin duda:

    Yo soy Yo
    Tú eres Tú.
    Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
    Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
    Tú eres Tú
    Yo soy Yo.
    Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
    Será maravilloso
    Si no, no puede remediarse.
    Falto de amor a Mí mismo
    Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
    Falto de amor a Ti
    Cuando intento que seas como yo quiero
    En vez de aceptarte como realmente eres.
    Tú eres Tú y Yo soy Yo.

    A seguir pensando, e ir más allá.

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